"Todas las prácticas del yoga conducen al lugar donde la mente deja de pensar. Cuando la mente se detiene te conviertes en tu sí mismo y eres libre." (Sri Nisargadatta Maharaj)
La meta real del yoga es que los individuos nos liberemos del sufrimiento. El yoga nos ofrece un camino hacia la realización de la realidad trascendente, la unión con lo absoluto., la liberación de todas las ataduras que nos esclavizan.
Los seres humanos somos una construcción hacia lo externo y tenemos una sensación de existencia separada de lo absoluto, una existencia limitada; esa es nuestra principal causa del sufrimiento. Solo conocemos el mundo exterior de sensaciones y acciones, de nuestro mundo interior de pensamientos y sentimientos no sabemos nada, o sabemos muy poco.
Los seres humanos somos una construcción hacia lo externo y tenemos una sensación de existencia separada de lo absoluto, una existencia limitada; esa es nuestra principal causa del sufrimiento. Solo conocemos el mundo exterior de sensaciones y acciones, de nuestro mundo interior de pensamientos y sentimientos no sabemos nada, o sabemos muy poco.
El yoga afirma que el sufrimiento es lo opuesto del Ser o verdadero Yo. Lo que verdaderamente somos , la naturaleza de nuestro ser, aunque no tiene atributos, es llamado por los sabios satchidananda, termino védico que significa existencia consciencia y dicha absolutas.
Es a través de la práctica continua del yoga y de la determinación que la liberación sucede aconteciendo con ella la felicidad en cada uno de nosotros.
Shiddartha Gautama, conocido como Buda, definía al estado de iluminación como el fin del sufrimiento.
Shiddartha Gautama, conocido como Buda, definía al estado de iluminación como el fin del sufrimiento.
Además las diferentes técnicas que nos brinda el yoga, como las asanas, los mudras, los pranayamas y la meditación son técnicas accesorias que utilizamos para armonizar nuestra mente, cuerpo y espíritu. Cuando realizamos YOGA equilibramos nuestra energía, hacemos que fluya la energía estancada y restablecemos nuestro flujo energético natural, propiciando la trascendencia hacia lo absoluto.
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